Anonimato e impunidad en la Red
31 julio 2006
En una especie de "revival", últimamente vuelve a estar de moda que los periodistas o columnistas le den caña a los blogs. Hace unas semanas, VNU publicaba una, en mi opinión, nada acertada editorial titulada ¿Blogosfera o spam intelectualoide?:
«Se repiten las temáticas banales, los puntos de vista manidos, el encarnizado intercambio de insultos entre tirios y troyanos, es decir, nada nuevo. Nos encontramos una extensión del bipolarismo existente en los medios masivos, sin un atisbo de la presunta originalidad que abanderan. A fin de cuentas la gran mayoría de las voces que se leen en Internet no tiene nada interesante que decir».
Y ayer en línea similar, la versión analógica de Canarias7 publicó un artículo titulado Los libelos se imponen en la Red, cuyo resumen rezaba «En los 'blogs' y los foros la impunidad es casi total». Con el caso de Iván Fresneda de fondo, trata el asunto del anonimato y los insultos en la Red, citando la opinión de Juan Antonio Anguiano (del bufete Garruigues). Algunos extractos:
«Los blogs [...] y los foros se han convertido en un campo de cultivo idóneo e impune para todo tipo de libelos -"escrito en el que se denigra o infama a alguien o algo", como define el término de la Real Academia de la Lengua».
Anguiano: «El anonimato absoluto en el que se ocultan gran parte de los usuarios de internet es el gran problema. Sirve para que se cometan muchas tropelías».
Anguiano: «No tendrían por qué existir diferencias con respecto a los medios de comunicación convencionales, pero al no existir una identificación absoluta de quienes vierten las afirmaciones, es muy difícil llevar adelante querellas por injurias y calumnias, ya que no sabes a quién acusar».
«La puesta en marcha del DNI electrónico y en paralelo la firma electrónica, para determinar la autoría de los emails se perfila como un importante paso en la lucha contra los libelos de Internet».
Lo extraño del caso es que tanto Canarias7 como VNU son conocedores y partícipes de la cultura de los blogs y de hecho, son clientes de Six Apart. En el caso del spam intelectualoide, ¿cuál es el problema de que también en los blogs haya una Ley de Sturgeon? No todos los blogueros escriben o pretenden escribir contenidos trascendentes. En muchas ocasiones utilizan la herramienta para comunicarse con sus amigos. Si existe alguna redundancia de la información -que está por demostrar, más allá de lo intuído- recordemos que tus lectores no son los míos. Y finalmente, lo he contado en más de una ocasión, ¿por qué preocuparse del 90% si ese 10% interesante también está en crecimiento exponencial? Mi cuenta de Bloglines está que hecha humo... ¡mi reino por días de 48 horas!
El asunto del anonimato en la Red es mucho más complejo de lo que presenta el artículo del Canarias7. Primero, solo cita a un experto, cuya opinión es muy clara en contra del anonimato, pero de las ventajas de la libertad de expresión más allá de los libelos, ni una palabra. Segundo, los peores libelos se hacen al amparo de la libertad de expresión en los medios de comunicación, y aunque no siempre hay impunidad, tampoco se les pone coto (sí, hablo de la prensa rosa). Tercero, el DNI electrónico no va a resolver estos problemas, porque dudo muchísimo que además se vaya a obligar a utilizar la firma electrónica (según el periodista «para determinar la autoría de los emails») para cualquier comunicación en la Red. Y cuarto, que muchas veces los libelos tienen nombre y apellidos, y no por eso dejan de molestar (no todos tienen la paciencia o el dinero para iniciar un largo juicio). Por no repetirme en exceso, autocito una entrada anterior Blogs, prensa y anonimato:
«It's hard to aggregate the wisdom of the crowd without aggregating their madness as well».
A pesar de mis críticas al artículo, como editor de Barrapunto, entiendo muy bien la problemática de los trolls. Comentaba en ¿Qué tipo de blogosfera queremos? que deberíamos tratar de promulgar una cultura más educada en la forma. Ya se hacía en épocas no tan remotas (¿o quizás sí?), cuando la única legislación vigente en listas de correo y grupos de noticias era la netiqueta. Por desgracia, aunque parte de su filosofía ha imperado, la popularización de la red ha traído consigo que este contrato social haya caído en el olvido y en el desuso.
Precisamente, en Barrapunto hemos sido tradicionales defensores del derecho al anonimato, siguiendo esos principios de la ética hacker. Pero la lectura de Multitudes inteligentes (Smart Mobs) ha hecho que me replantee el problema de la relación entre el anonimato, los pseudónimos y la impunidad. En BP, cualquier persona puede introducir, sin registrarse, un comentario anónimo que se publica bajo el nombre genérico de pobrecito hablador. Howard Reinhgold, sin embargo, argumenta que si las comunidades no cuentan con alguna forma de reprender las conductas inapropiadas o fomentar las buenas, el perjuicio es enorme. Las acciones de los usuarios deben tener consecuencias, positivas o negativas. En Barrapunto, los propios usuarios pueden puntuar los comentarios de los usuarios, y eso afecta a su karma. Pero si hacen uso del pobrecito hablador, no hay consecuencias. Si se elimina el pobrecito hablador, ¿desaparecería el derecho al anonimato? Opino que, aunque pone las cosas un poco más fáciles a quien desee trazar al usuario (el registro requiere una dirección de correo electrónico válido), habría que considerar si las ventajas no superan los inconvenientes.
Clay Shirky tiene un par de ensayos muy interesantes a este respecto en Group as User: Flaming and the Design of Social Software y A Group Is Its Own Worst Enemy, ambos recogidos en el libro editado por de Joel Spolsky The Best Software Writing I. En el primero de ellos, sentencia el fracaso de la netiqueta:
«Netiquette was a proposed set of behaviors that assumed that flaming was caused by (who else?) individual users. If you could explain to each user what was wrong with flaming, all users would stop. This mostly didn't work. The problem was simple -- the people who didn't know netiquette needed it most. They were also the people least likely to care about the opinion of others, and thus couldn't be easily convinced to adhere to its tenets».
Curiosamente, ayer leí un artículo en Bussiness 2.0 sobre Cyworld, un entorno 3D de presencia virtual que en Corea del Sur tiene una popularidad inmensa: 18 millones de usuarios, incluyendo el 90% de los veinteañeros coreanos. Comenta el artículo:
«Since users had to provide Social Security numbers there was no anonymity of the kind that is causing legal trouble for MySpace. "If you are acting like a dork", says Seung-hoon Lee, head of Cyworld in Korea, "you are showing your family and friends that you are a dork". (It also means there is no double-counting in Cyworld's memebership figures)».
Solicitar el número de la seguridad social suena un tanto extremo, y más a los anglosajones, opuestos a casi cualquier tipo de DNI. En la versión estadounidense que lanzan en agosto utilizarán el número de móvil. Veremos por dónde van los tiros porque tal y como están las cosas -los términos de la sentencia de Iván Fresneda es un oscuro nubarrón digital- mejor no darles ideas a los legisladores.