La noticia tecnológica de este verano ha sido sin duda el lanzamiento de Chrome, el navegador de Google. Hasta ahora, Google permanecía como jugador semi-neutral en este campo, con sus aportaciones económicas a la Fundación Mozilla (responsables de Firefox).
El navegador de Google es una de esas profecías autocumplidas, como el iPhone de Apple, tan lógicas que solo era cuestión de tiempo que se hicieran realidad. Ya escribía hace cuatro años por aquí Por qué Google necesita un navegador, donde nos hacíamos eco de un par de artículos de Jason Kottke, The Google Browser y More evidence of a Google browser, donde afirmaba:
«Google is investing heavily in JavaScript-powered
desktop-like web apps like Gmail and Blogger (the posting inferface is
now WYSIWYG). Google could use their JavaScript expertise (in the form
of Gmail ubercoder Chris Wetherell) to build Mozilla applications.
Built-in blogging tools. Built-in Gmail tools».
JavaScript es una de las palabras clave de Chrome. Google quiere potenciar este lenguaje para las aplicaciones web, y hacer que las aplicaciones web sean operativas tanto si estamos conectados, como si estamos desconectados. Para ello ha creado V8, un intérprete de JavaScript de alto rendimiento y ha incluído Gears, para crear aplicaciones web offline, en Chrome. JavaScript está ganando terreno a pasos agigantados tanto en el web como en otros sistemas. Me queda la duda de si Google apuesta por JavaScript y AJAX o tecnologías similares en contra de XUL, Silverlight y propuestas similares para la creación de aplicaciones web interactivas (o RIA); o si bien se trata de un caballo de troya para el futuro lanzamiento de tecnologías.
Google ha afirmado que continuará ayudando a la Fundación Mozilla. Y tiene sentido que siga siendo así. Si observamos el mercado actual de navegadores, el único en el que no hay participación directa o indirecta de Google es el de su némesis, el Internet Explorer de Microsoft. Subvenciona a la Fundación Mozilla, llegó a un acuerdo económico con Opera y el CEO de Google forma parte del Consejo de Apple, creadores del navegador Safari (Mac/iPhone). Es más, Chrome usa una versión libre del motor de Sarafi, WebKit. No es de extrañar, pues, que Apple acabe de anunciar que Safari vendrá con Gears de serie.
La colaboración con estos socios permite a Google una enorme influencia en el mercado de los navegadores. Habrá que ver cómo se traduce esto en el desarrollo y establecimiento de estándares y tecnologías. ¿Terminará Microsoft danzando al son de Google? ¿Acabará Adobe/Flash en manos de un pez más grande?