La era del superventas global
24 mayo 2010
Resumen
- La infinidad de contenidos en Internet ha fragmentado las audiencias.
- Pero la facilidad para que las audiencias conecten también entre sí ha creado el fenómeno del superventas a escala planetaria.
Anoche se estrenó el capítulo final de la serie de televisión Perdidos. En un hecho inédito, el capítulo se emitió subtitulado en España a la misma hora que en EEUU por los canales Cuatro y Fox TV. No sólo eso, sino que los cines Yelmo se apuntaron al fenómeno, organizando maratones para estrenar el capítulo también en directo. Hoy ha sido un día duro para los que vamos todavía retrasados: no hay red social, blog o medios de comunicación (incluyendo éste) que no le haya dedicado un titular a Perdidos. Enrique Dans habla en su bitácora sobre este fenómeno El final de Lost y la globalización del contenido:
«Hubo una época, cuando el mundo no estaba conectado, en que un productor podía crear una serie, programarla entera en un mercado, y posteriormente, con los datos de audiencia en la mano, ofrecerla a otros mercados. No, claramente, el mundo ya no es así. El último episodio de Lost representa claramente el intento de una industria por adaptarse a este mundo de contenidos globalizados, en el que se sabía positivamente que el contenido estaría inmediatamente a disposición de los fans de la serie de todo el mundo, de manera inmediata tras su emisión para el mercado norteamericano».
Enrique opina sobre el impacto de las redes P2P en el modelo de distribución de contenidos audiovisuales. Sin embargo, me interesaba otro aspecto de esa globalización: el fenómeno del megahit (o superventas, por utilizar una palabra en español). Jesús Encinar escribió el año pasado una entrada muy relevadora titulada Superventas y Long Tail, dos efectos en paralelo:
La teoría de la Larga Cola explica que, en mercados de escasez como una librería (donde el espacio, entre otras cosas, es limitado) las ventas se concentran en una serie de productos, y luego hay otros muchos que no venden nada. Debido a esta limitación, editoriales y librerías se afanan por crear productos rentables y descartar el resto. En Internet, no se dan esas limitaciones y se aplican otras reglas, es una economía de la abundancia. Amazon se permite el lujo de tener un escaparate inmenso de productos, porque su escaparate en línea no posee limitaciones. Además, la larga cola de productos también puede ser rentable, porque el coste de mantenerlos es mínimo y de forma agregada pueden suponer un volumen de ingresos considerable.«El concepto Long Tail, o larga cola, ha cautivado la imaginación de mucha gente como explicación única y sencilla de cómo evolucionarán los mercados con la llegada de internet y la eliminación de limitaciones físicas a la oferta de productos. Lo que mucha gente asume quizá erróneamente es que esa larga cola significa que los superventas, los bombazos, serán menos importantes a favor de la diversidad y la variedad de la oferta. Eso bien puede no ser cierto. Justo lo contrario. Internet convierte los bombazos en super-mega-bombazos».
La televisión es un mercado de escasez. Debido a que el espacio radio eléctrico es limitado, los organismos públicos reparten los canales a unas pocas empresas. Con la popularización de Internet, sus milones de millones de webs y vídeos en YouTube, algunos anticipaban la inexorable e infinita fragmentación de las audiencias. Y sin embargo, JJ Merelo ya apuntaba hace años al curioso fenómeno:
«Hace tiempo, en una historia sobre los sábados por la mañana, me refería a la fragmentación cultural que estaba trayendo la era de la Internet. Pero el hecho es que cuando nos juntamos el sábado pasado en la KDD, casi todos veíamos las mismas series (o queríamos verlas). Eso si, había variación de en qué punto de qué temporada estábamos, con lo cual se podía discutir poco, porque nadie quería estropearle a nadie el visionado del 4º episodio de la 3ª temporada de Perdidos o el 8º de la primera de Prison Break. Evidentemente, eso no cambia el hecho de que las audiencias estén fragmentadas: siguen igual de fragmentadas. Pero la cuestión es que, gracias a las denostadas redes P2P, los productos culturales están accesibles a todo el mundo, de forma rápida (que no inmediata) y barata (el coste de la conexión). Y que foros y blogs permiten agregar la demanda de un grupo disperso de gente que, de antemano, no tendrían por qué conocerse».
Como explica también The Economist en Blockbusters are back (al hilo del estreno de Avatar), parece Internet ha creado el fenómeno del super-mega-hit global, productos de éxito a una escala planetaria. Recordemos, por ejemplo, las páginas, foros y hasta grupos de traducción para la saga de Harry Potter. Los wikis, podcasts, y blogs dedicados a los misterios de Perdidos. El exitazo de Avatar. Y más allá de los contenidos audiovisuales: la Wikipedia, el iPad, Google, Facebook, Twitter.
Las razones para comprender este hecho las explica Encinar. En Internet, las fronteras, si existen, son artificiales. La información, contenidos y opiniones viajan de un lado a voluntad de los usuarios a la velocidad de la luz: P2P, redes sociales, blogs...
Qué decir que el mercado estadounidense tiene mejor engrasada la máquina de los megahits que Europa. Nuestros mercados padecen la fragmentación del idioma, y una mejorable apuesta por el bilingüismo en la educación pública: ¿Veremos alguna vez un representante español interpretando una canción completamente en inglés en Eurovisión? Que Cuatro haya emitido, y publicitado a bombo y platillo, un episodio en versión original subtitulada es otra de las demostraciones de que Internet está transformando la cultura, para bien.