Gigantes de internet e industria de contenidos: ¿será asimilada?
25 abril 2011
Resumen
- Internet ha potenciado las posibilidades para difundir contenidos.
- Sin embargo, la distribución de contenidos puede quedar concentrada en muy pocas manos.
Enrique Mateu es uno de los músicos canarios de vanguardia que ha apostado más claramente por el copyleft y las licencias Creative Commons. Mateu reflexiona en Cultura en la Nube sobre la concentración de distribuidores de contenidos:
«Hace tiempo decía a mis alumnos, o a mis oyentes en ponencias o mesas redondas, o incluso en esta misma bitácora, que Internet no era el problema si no la solución a la distribución de músicas y contenidos culturales en general. [...] Parece evidente que son ellos dos (Apple y Google) los mejor situados para terminar controlando y distribuyendo tanto los contenidos culturales como la información. [...] ¿No estaremos cambiando el collar al mismo perro? ¿No será peor el remedio que la enfermedad? ¿Y si lograran condenar la libertad en la nube y ellos tomaran el control total?».
Estoy de acuerdo con Enrique. Efectivamente, las cosas no son tan sencillas. Hasta hace un lustro, nuestro paradigma de Internet no era "La Nube". La visión era más romántica: muchos nodos distribuidos, algunos más importantes que otros... Ya existían Geocities, Pobladores y Hotmail, pero muchas personas tenían su propio servidor para dar servicios a una comunidad.
Hoy en día el paradigma ha cambiado. Los servicios "en la nube" permiten ofrecer servicios de vanguardia a un coste ridículo o gratuito. No hay ninguna duda de que sólo personas con ciertos conocimientos serían capaces de poner a funcionar una web para compartir vídeos o fotografías. O mantener un servidor en marcha y sin intrusiones 365 días al año. Así que ahora usamos Blogger, Twitter y Gmail. Esa visión de un internet completamente democrático está siendo sustituída por una con un puñado de megacorporaciones -y también una larga cola de "otros".
Si el futuro de la distribución de contenidos va a ser en formato predominantemente digital, las empresas de Internet juegan con ventaja. Su alcance es global y se benefician de economías de escala. Por eso, como indica Enrique en su artículo, Amazon, Apple y Google están en disposición de desplazar de un plumazo a muchas industrias de distribución de contenidos, sean grandes superficies, videoclubs, librerías o canales de televisión. Primero fue la música, donde Apple pegó primero con el iPod y luego con iTunes. Luego los libros, donde Amazon pegó primero con su tienda y luego con el Kindle. Luego las películas, donde iTunes, Netflix, YouTube, el iPad y los Google TV y Apple TV todavía tienen mucho que decir. Y habrá que ver que otros títeres dejan sin cabeza.
Hay petróleo en forma de contenidos y derechos de autor acumulados por unas pocas empresas en crisis. Por el otro lado tenemos otras pocas empresas, como Amazon, Apple y Google en disposición de extraer y distribuir ese petróleo con plataformas de distribución de contenidos inmensas, cientos de millones de usuarios, tarjetas de crédito, sistemas operativos para dispositivos móviles y hasta dispositivos móviles. El hambre por un lado, las ganas de comer por otro... ¿fusión inevitable? Glyn Moody se preguntaba por qué Google no compraba la industria musical, que es pequeña económicamente pero enorme en influencia política. Tiene sentido. Telefónica ya se aventuró en su día con productoras de televisión (en su afán por mantener el pastel de lo que pasa por sus cables va de derrota en derrota, ¿hasta la irrelevancia final?).
Desde luego, los gigantes de internet están en disposición de convertirse en nuevas Sony, que no solo fabrica televisores, ordenadores, reproductores, consolas, sino que también produce películas, series de televisión y posee discográficas, canales de televisión, y distribuidoras cinematográficas. A Sony, jugar a la defensiva con esa cartera de derechos cercenó sus posibilidades en la era digital (Walkman vs iPod). El juego de Google y Amazon ha sido otro, y de momento no está en ser productores de contenidos. Google y Amazon, quieren ser intermediario ubicuos (bien para mostrar publicidad, bien como tienda digital). Caso distinto es el de Apple: Jobs siempre mantuvo una gran admiración por la empresa japonesa, lo cual es anecdótico, pero sí es uno de los principales accionistas de Disney/ABC, tras la venta de Pixar.
Aún descartando esa posible fusión entre empresas de contenidos y distribuidores digitales. ¿Es posible que un oligopolio de distribución digital sea un problema para los pequeños creadores? Voy a ser optimista. El problema de los productos físicos, como librerías, televisiones y cines, es que sólo pueden promocionar y distribuir una cantidad limitada de contenidos. Pero Amazon no sólo trabaja con grandes editoriales tradicionales, sino que permite distribuir en el Kindle autores autopublicados y pequeñas editoriales completamente digitales. De hecho, parte de la tesis de La Larga Cola proviene de un análisis sobre la venta acumulada y prominente de gran cantidad de libros pocos conocidos. Ocurre lo mismo con MySpace, YouTube y Vimeo: son escaparates gratuitos e ilimitados para millones de creadores. Se podrán reducir los distribuidores de contenidos, pero las oportunidades son mucho mayores que sin Internet.
Incluso si ya eres un autor conocido y quieres vender tu obra, el Kindle y las tiendas de Apple ofrecen una experiencia satisfactoria para distribuir y comprar contenidos donde ganan el autor y gana el consumidor. Pero ojo, porque las nubes no son todas iguales: no es lo mismo YouTube que iTunes Store, no es lo mismo Android Market, que el Amazon Appstore o la Apple App Store. Cada cual tiene condiciones y reglas diferentes, unas más laxas que otras. Desde luego, parece más abierta la filosofía de Google que la de Apple.
Si desean leer argumentos en contra de los peligros de la concentración de servicios en Internet les recomiendo esta entrada de la Indianopedia sobre el Dospuntocerismo.