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Sobre Stallman vs Jobs

Estos días se ha hablado de las palabras de Richard Stallman acerca de la desaparición de Steve Jobs. JJ Merelo, director de la Oficina de Software Libre de la Universidad de Granada, escribe al respecto en Atalaya, Odio a los mártires del rock.

«Dicho esto, gran parte de los ataques hacia Stallman ponen las aportaciones de una persona frente a la otra, y generalmente sale ganando Jobs. Bueno, pues no. [...]  Es el comportamiento de un capitalista predador que quiere monopolizar un mercado y ataca comercial o legalmente a cualquiera que se atreve a penetrar en él. En general, la inspiración que ha buscado Apple, y por tanto su director, es la que hace que la gente se eche la mano al bolsillo para adquirir generación tras generación de sus productos para poner, cada trimestre, un beneficio mayor para sus accionistas. Por el contrario, el señor Stallman ha creado una cultura, la cultura libre».

Invito a la lectura completa del texto antes de continuar.

JJ introduce varias falacias en su texto. Primero, un truco literario: presentar a Jobs como una persona enrollada y a Stallman como antipático, para luego dar la vuelta y presentar a Jobs como malvado y a Stallman como santo. Falsa dicotomía: se pueden dar tantas combinaciones como queramos. Segundo, JJ desliza otro argumento, demagógico, según el cual el pecado de Jobs fue ser un avaro capitalista, y lo contrapone con la revelación casi divina de Stallman del software y la cultura libre. Red Hat, SuSE, Sun, Google, Canonical, Nokia, e incluso Apple, son empresas que han aportado código, recursos e ideas al software libre, a pesar de ser capitalistas. Se propone, pues, una dicotomía entre Jobs y Stallman que empobrece el debate. Porque en realidad la informática de hoy es como es gracias a las aportaciones de ambos, no sabríamos cómo sería sin ellos.

Las aportaciones de Jobs y Apple.

No estoy de acuerdo en la simplificación del papel de Jobs en la informática como mero "empresario avispado" que solo se dedicaba a fabricar versiones baratas de los inventos de otros. Tim Bray, uno de los padres de la especificación XML y actual ingeniero en Google (trabajando en Android), describió el que para él es el legado de Jobs. Para incluirlas en la lista, debieron ser contribuciones que no hubieran pasado sin Steve, o al menos hubieran tardado mucho más en ocurrir. Y son:

  • Demostrar que la experiencia de usuario tiene más importancia que cualquier otra cosa en los productos informáticos de consumo. Incluso más: que importa más que el resto de cosas juntas.

  • Crear productos pulidos y de primera calidad basados en software abierto.

  • Incorporar valores del diseño industrial al centro del universo de la electrónica de consumo, generalmente obesionada con las especificaciones.

  • Romper la muralla de las compañías telefónicas en el mundo del software de los dispositivos móviles.

  • Romper la muralla en el mundo de la venta de música y, en realidad, cualquier cosa cuyo valor se puede capturar en una colección de bits.

Jobs, junto a Wozniak, creó Apple para que la informática fuera accesible al gran público. El ordenador personal tal y como lo conocemos hoy en día es como es en buena parte gracias al talento de Jobs para reconocer inventos con potencial y comercializarlos. El Apple I fue el primer ordenador personal con teclado incorporado (¡qué idea tan obvia!). Pero no se quedó ahí: sacó al ratón, la impresora y el GUI de los laboratorios de Xerox, y los incorporó en el Macintosh. ¿Tu entorno de escritorio tiene ventanas que se solapan, menús de aplicación, menús desplegables, atajos de teclado, tipografías, programa de dibujo, papelera de reciclaje? Todo eso lo idearon ingenieros con talento en Apple. El resto de la industria siguió su camino, y todos (de forma directa o indirecta) nos hemos beneficiado de la popularización de esas innovaciones.

La segunda época de Jobs al frente de Apple nos ha traído ordenadores con diseños atractivos, cuyo valor añadido por supuesto podemos discutir. Pero es indudable que con el iPod y la tienda iTunes Jobs consiguió convencer, primero a la industria discográfica, y luego a la cinematográfica para apostar por Internet como canal de venta. El iPhone, no solo es un cruce entre PDA y móvil, sino que cambió las reglas de juego de la industria de telefonía: la telecos imponían sus condiciones y hacían buena parte de su negocio con los SMS premium para vender juegos, fondos de pantalla, etc... el mundo de las aplicaciones para móviles era bastante reducido hasta el iPhone. Hoy los teléfonos son más abiertos gracias a Apple -y mucho más gracias a Android.

Para mi quizás la mayor innovación del iPhone ha sido su interfaz multi-táctil, que es la que ha permitido la revolución de las tabletas (iPad). Y está por ver si Siri (que vendrá con el iPhone 4S) cumple las expectativas y abre por fin las puertas de la informática controlada por la voz.

Apple para linuxeros.

Creo que hay una ceguera en el mundo del software libre sobre de Apple. Como tiene un ecosistema cerrado, como tienen tienda de aplicaciones que requiere aprobación previa, como no permiten la instalación de cualquier software en los dispositivos, como están en una guerra de patentes contra su competencia, como son una empresa que vende contenidos con DRM... Apple es la encarnación del mal digital, y no hay nada más que hablar. Desde luego, muchas de estas estrategias son contrarias al espíritu abierto del software libre, y criticables incluso sin ser fan de lo libre. Pero creo que es interesante ir más allá de esta simplificación, y entender que el éxito de Apple no es fruto exclusivo de planificadas campañas de márketing, y de un grupo de fans estúpidos e histéricos.

El éxito de Apple es fruto de una filosofía muy particular, basada en la sencillez y la excelencia. La razón de la existencia de Apple, para Jobs, era crear los mejores productos posibles: el ordenador más elegante, el sistema operativo más usable, el portátil más delgado, el teléfono más inteligente, la tableta revolucionaria... La cuota de mercado, y mucho menos el monopolio, no son los objetivos de la empresa.

La experiencia de uso de los productos de Apple está muy controlada por un razón: porque sirven a la causa de la sencillez. Básicamente, Apple quiere garantizar que el usuario de sus productos tiene una experiencia de uso incomparable. Un usuario de Linux, o un comprador de Nokia, está acostumbrado a elegir entre una amplia gama de opciones (distribuciones, escritorios, programas). Pero la filosofía de sencillez de Apple hace que su gama de productos sea lo más simple posible: sólo hay un iPhone, sólo hay un iPad -y probablemente al final desaparezca la versión Pro y todos los MacBook sean Air. Con el usuario de Linux o Nokia siempre queda la duda de si la opción elegida (la distribución, el móvil) es la mejor. Con Apple, el usuario siempre acierta -los estudios de satisfacción a los usuarios así lo demuestran.

Lo que no llegamos a entender bien en la comunidad de software libre es que muchos usuarios están dispuestos a pagar por un buen producto simplemente por conveniencia, y no por ello son histéricos. Para muchos usuarios el iPhone, el iPod, el iTunes, el Mac, no son los productos con el mayor número de características, ni los más interoperables, ni los más rápidos. Pero los productos de Apple les permiten hacer lo que desean, y más, sin dolores de cabeza, a precios incluso razonables (aplicaciones para móviles por menos 1€, actualizaciones de sistema operativo por 30€).

La experiencia de uso de Apple es un desafío que la comunidad de software libre debería entender, comprender y enfrentar. Con Windows teníamos la ventaja de que la calidad del software era pésima, con Apple no. Si el software libre es mejor, la comunidad tendrá demostrarlo en el campo de batalla, y hacer programas e interfaces más usables, que se ganen el corazón de los usuarios porque les permite hacer lo que quieren de forma sencilla. Esto no es lo que propone Stallman. Para él el problema es que la filosofía de Apple es contraria, moralmente, a los fundamentos del software libre, y de ahí su recuerdo póstumo sobre Steve Jobs.

Rocky V.

En la última película de Stallone sobre Rocky, en una cadena de televisión enfrentaban el avatar del púgil a un boxeador mucho más joven que él. ¿Es mejor Messi o Maradona? ¿Newton o Einstein? ¿Fernando Alonso o Sebastian Vettel? ¿Jobs o Stallman? Son discusiones para la barra del bar, para los amigos. Porque en realidad, se puede disfrutar del arte de Messi y de Maradona, de Vettel y de Alonso.

En inglés dicen "credit where due", dar crédito donde es debido. Todos merecen un reconocimiento a su labor, en sus justos términos. Incluso Bill Gates.

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