Hoy Enrique Dans escribe un artículo titulado Aclarando dos mitos sobre la cibervigilancia. Estos dos mitos se resumen en:
«Hay dos verdades que se han instalado de manera persistente en el imaginario colectivo: la primera, que la principal amenaza a la privacidad de los usuarios proviene de la NSA. Y la segunda, que el problema es que el gobierno norteamericano abusa de la Patriot Act y permite una serie de prácticas que resultarían imposibles en otros países».
A continuación, trata de desmontar estos "mitos". Por un lado, indica que «la principal amenaza a la privacidad y el mayor volumen de datos recolectados sobre nuestras actividades en la red no corresponde a la NSA, sino a compañías privadas». Por lo tanto, habría que presionar a las empresas que recolectan datos para imponer estándares más estrictos de protección de datos. La cuestión es que la NSA, a través del programa PRISM, tiene acceso directo a los datos de (entre otros) Facebook, Google, Yahoo, Microsoft y también registros de compañías telefónicas. Si a esto le añadimos los proyectos de interceptación de tráfico de Internet, la evidencia indica que la NSA dispone de un conjunto agregado de datos. La suma tiene que ser, por fuerza, mayor que las partes.
En segundo lugar, Enrique dice que «Países como Suiza, o como una Alemania que habitualmente se considera extrema en las medidas de protección de la privacidad, no permiten a las compañías ningún tipo de defensa ante un requerimiento gubernamental». La afirmación, tal cual, es falsa tal como se explica en el propio enlace. La queja es que algunos países europeos no permiten apelar antes de cumplir con la orden, mientras que en EEUU, se puede apelar antes de cumplirla.
Pero el contexto es completamente diferente. En la Unión Europea, existe una directiva de protección de datos, inexistente en EEUU. La vigilancia es un tema muy sensible para los alemanes, que vivieron bajo la opresión de la Stasi. Aquí mismo, la Constitución Española en su artículo 18 define la privacidad de las comunicaciones como un derecho fundamental: «Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial». No veo cómo Europa podría estar a la altura de la NSA, aún proponiéndoselo, porque es EEUU quien alberga los principales servicios y empresas de Internet, y por donde pasa buena parte del tráfico mundial. El único país europeo con el que realmente tenemos un problema es el Reino Unido. Las prácticas del GCHQ no tienen nada que enviar a la NSA: de hecho, colaboran estrechamente (UKUSA).
¿Cuál es la situación al otro lado del Atlántico? Pues que existen leyes y tribunales secretos en EEUU. El tribunal FISA (Foreign Intelligence Surveillance Court, Tribunal de Vigilancia Extranjera) es el encargado de revisar las órdenes de vigilancia. Las evidencias indican que este tribunal es un mero trámite burocrático: en 30 años sólo se han rechazado 11 de 34 mil peticiones y sólo ha habido una caso de apelación. Sugiere Enrique que en el escándalo de la NSA tiene algo que ver con los atentados del 11 de septiembre y el Patriot Act: lo dudo mucho. FISA fue un tribunal puesto en marcha en los años 70 después de que el escándalo del Watergate pusiera de manifiesto los abusos de los servicios de inteligencia. Recordemos que el fundador del FBI, Edgard Hoovert, ya coleccionaba su particular "big data" (COINTELPRO) sobre todo individuo subversivo digno de su atención.
En lo que sí estoy de acuerdo con Enrique es que las empresas son parte del problema, pero por razones diferentes. La NSA tiene muchas subcontratas, y el propio Edward Snowden trabajaba para una de ellas (Booz Allen Hamilton). Puesto que las leyes de espionaje sólo protegen a los estadounidenses, es evidente que estas subcontratas estarán muy tentadas de compartir información privilegiada con otras empresas (por ejemplo, de su mismo holding). Por otra parte, si no existe supervisión efectiva de la NSA es, simplemente, porque no hay motivación política. Y volvemos al mismo punto: en EEUU interés político es sinónimo de apoyo económico para las campañas electorales. No sé si me explico (en Brasil sí lo han entendido).
En definitiva, Enrique, no comparto tu optimismo por la cobertura legal estadounidense. De la pena de muerte, a los drones, pasando por Guantánamo, Irak y Chile, el respeto de EEUU por los derechos humanos es más que dudosa. China o Arabia Saudí no son democracias; EEUU, sí, y presume de ser la mejor. En la Unión Europea tenemos muchos trapos sucios que lavar, pero puestos a comparar, en este sentido, me quedo en casa.