ARM, el conquistador
21 noviembre 2020
2020 ha sido un año muy fructífero para la arquitectura ARM. En estos momentos, todos los medios especializados hablan de los nuevos Mac de Apple con procesadores ARM. Muchos dudábamos de que las estadísticas mostradas durante la presentación fueran ciertas. Pero con las máquinas ya en manos de los usuarios, las pruebas de rendimiento confirman el excelente desempeño de los procesadores Apple Silicon.
El ecosistema de ARM no es comparable al de Intel. Intel diseña y fabrica sus procesadores. Pero ARM carece de fábricas, solo diseña los procesadores y licencia esos diseños a otras empresas. La arquitectura ARM reina en los móviles y tabletas. Tanto Android como iOS se ejecutan en procesadores ARM, pero son Qualcomm, Samsung, Apple y otros quienes han adaptado los diseños originales de ARM a sus propias necesidades. Además, cada uno de ellos los fabrica donde más le conviene.
La gran ventaja competitiva de ARM ha sido el bajo consumo energético, crítico para móviles y tabletas. E Intel mantenía una clara ventaja en ordenadores de sobremesa y en el mercado de los servidores, donde la potencia bruta es clave.
La era de los ordenadores personales se inició en los años 80, pero vivió otro gran empuje durante los 2000, cuando Intel lanzó sus procesadores de 64 bits. De la mano de Linux, Intel desplazó a otros competidores como SGI o Sun. No en vano, durante esa década, Apple pasó de PowerPC a Intel. Eso le permitió que su arquitectura x86_64 haya imperado tanto en portátiles como en superordenadores, pasando por las estaciones de trabajo y buena parte de los centros de datos de los gigantes Google, Amazon y Microsoft. Pero ese reinado incontestable está ahora en cuestión.
En 2018, Amazon Web Services lanzó su servidor ARM, Graviton, que este año actualizó con la presentación de Graviton2. AWS destaca el importante ahorro energético, que se traslada al usuario con precios más bajos. Se podría pensar que de esta forma, Amazon posee una alternativa para negociar precios con Intel. Pero según pasa el tiempo, se estrecha la diferencia entre ambas arquitecturas. Así que es de esperar que otros proveedores sigan los pasos de Amazon y que poco a poco crezca la demanda. Ampere Computing, HPE/Cray, Lenovo y Nuvia son algunos fabricantes de servidores ARM a los que seguir la pista.
Otro anuncio relevante en 2020 ha sido la puesta en marcha del superordenador japonés Fugaku. El corazón de Fugaku son procesadores diseñados por Fujitsu, que licenció el conjunto de instrucciones de ARM y adaptó el diseño previo de un procesador SPARC. Actualmente, Fugaku es el superordenador más potente del mundo en el TOP500.
Es muy apresurado afirmar que 2020 supone un punto de inflexión para Intel y ARM. Por un lado, Intel aún goza de ventaja y, sobre todo, una inercia descomunal. Y por otro lado, la compra de ARM por NVIDIA abre algunas incógnitas sobre su futura neutralidad. Además, esta adquisición pone a China a la ofensiva, dado que NVIDIA es estadounidense y, después del boicot a Huawei, han decidido apostar por tecnologías propias. Y en un horizonte algo más lejano, está la pujante arquitectura abierta RISC-V.
Pero imaginando el hipotético caso en el que ARM consiguera desplazar a Intel, no tengo claro que eso fuera beneficioso. Nos encontraríamos con una empresa con un poder enorme, mucho mayor del que tiene ahora Intel, porque incluiría tanto el mercado móvil como el de ordenadores personales. La competencia siempre es sana, para la innovación, para el mercado y para los usuarios.
En cualquier caso, ¡tiempos apasionantes!